El brainstorming, también conocido como lluvia o tormenta de ideas, es un método muy utilizado a la hora de pensar soluciones de cara a cualquier problema que se pueda plantear. Esta técnica consiste básicamente en juntar a grupos de entre 8 y 12 personas y dejar que la creatividad haga de las suyas.
El objetivo es generar montones de ideas para posteriormente concretar y encontrar la mejor solución. Esta forma de crear ideas resultará además mucho más provechosa si se desarrolla en un ambiente distendido y relajado, de cara a que los participantes expandan sus mentes y produzcan más ideas creativas.
El objetivo es generar montones de ideas para posteriormente concretar y encontrar la mejor solución. Esta forma de crear ideas resultará además mucho más provechosa si se desarrolla en un ambiente distendido y relajado, de cara a que los participantes expandan sus mentes y produzcan más ideas creativas.
Requisitos de una sesión de brainstorming
El primer
elemento indispensable en una sesión de brainstorming es la figura del facilitador. Es la persona que guía la
sesión y debe tomar notas de las ideas sin analizarlas o juzgarlas en un primer
momento, así como fomentar la participación de todos los convocados. También es
necesario disponer de espacio libre
y algo donde ir anotando las ideas, como un pizarrón o una cartulina.
Hay varios enfoques para una sesión de
brainstorming, pero el enfoque tradicional es generalmente el más efectivo
porque es el más enérgico y abiertamente colaborador, permitiendo que los
participantes utilicen las ideas de los otros para proponer nuevas.
Además, se
puede recurrir a ejercicios creativos o de
relajación antes de comenzar la sesión, de cara a fomentar la creatividad
de los participantes y ayudarles a relajarse.
¿Cómo desarrollar una sesión de brainstorming de forma adecuada?
Para que la
sesión resulte fructífera y sea de aplicación en el proyecto en el que estemos
trabajando, se deben seguir los siguientes pasos:
- Definir el problema como un desafío creativo. Esto es vital pues un desafío mal diseñado puede llevar a producir un montón de ideas que no sirven para resolver el problema. En general, estos desafíos se reflejan por preguntas del tipo ¿de qué manera podríamos…?, o ¿cómo podríamos…?
- El desafío debe ser conciso y es conveniente excluir toda información no relacionada con el mismo.
- Establecer un tiempo límite en la realización del experimento. Hay que tener en cuenta que los grupos más grandes suelen necesitar más tiempo para que todos los integrantes puedan participar.
- Una vez que comienza la sesión, los participantes dan propuestas y el facilitador toma nota, de forma que los participantes tengan a la vista todas las ideas producidas. Queda prohibido criticar cualquier idea, por tonta o descabellada que parezca. Se debe fomentar la risa, no la crítica.
- Una vez alcanzado el tiempo límite establecido previamente, se eligen las cinco ideas que más gusten. Todos los participantes deben estar de acuerdo con la elección.
- Establecer cinco criterios para juzgar las ideas que resuelven mejor el problema. Los criterios deberían empezar con la palabra "debería", por ejemplo: "Debería ser ligero", "debería ser rentable", etc.
- Otorgar a cada idea una puntación de 0 a 5 puntos en función de lo bien que cumpla los criterios anteriormente mencionados. Así, se obtiene una puntación total para cada idea.
- La mejor idea será por tanto la que tenga asociada una mayor puntuación. Sin embargo, hay que guardar un registro con las mejores ideas y su puntación asociada. Podría ocurrir que la idea seleccionada no fuese realizable.
Otra técnica es el "dot voting". Cada persona tiene cinco adhesivos (dots) que puede repartir entre todas las ideas a su antojo; puede votar alguna con un dot y otras empleando tres dots ...
ResponderEliminarLa ganadora será la que contenga más dots recibidos.